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La enfermedad crónica y el ejercicio físico

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Si tienes una condición o enfermedad crónica, es posible que tengas preguntas sobre el ejercicio. ¿Con qué frecuencia se puede ejercer? ¿Qué ejercicios son seguros?

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Entender los conceptos básicos sobre el ejercicio y la enfermedad crónica te ayudaran a hacer mejor las cosas.

Si tienes una enfermedad crónica tal como, enfermedades del corazón, diabetes, asma o dolor en las articulaciones y espalda, el ejercicio puede tener importantes beneficios para la salud. Sin embargo, es importante que hables con tu médico antes de comenzar una rutina de ejercicios. Él o ella podría tener consejos sobre qué ejercicios son seguros y que precaución es posible que necesites tomar durante el ejercicio.

Averigüa lo que necesitas saber sobre el ejercicio y la enfermedad crónica.

¿Cómo puede el ejercicio mejorar una enfermedad crónica?

Si tienes una condición crónica, el ejercicio regular puede ayudar a controlar los síntomas y mejorar tu salud.

El ejercicio aeróbico puede ayudar a mejorar la salud del corazón y la resistencia, y ayudar en la pérdida de peso. El entrenamiento de fuerza puede mejorar la fuerza muscular y la resistencia, para que sea más fácil hacer las actividades diarias, y crear descensos lentos relacionados con la enfermedad en la fuerza muscular, además de proporcionar estabilidad a las articulaciones. Los ejercicios de flexibilidad pueden ayudar a tener un rango óptimo de movimiento alrededor de las articulaciones, para que puedan funcionar mejor, y los ejercicios de estabilidad pueden ayudar a reducir el riesgo de caídas.

Por ejemplo:

Las enfermedades del corazón.

El ejercicio regular puede ayudar a mejorar la salud del corazón. Estudios recientes han demostrado que el entrenamiento de intervalos a menudo se tolera bien en personas con enfermedades del corazón, y puede producir beneficios significativos.

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La diabetes.

El ejercicio regular puede ayudar a reducir la insulina de manera más eficaz y tu nivel de azúcar en la sangre. La actividad física también puede ayudar a controlar tu peso y aumentar su energía.

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Asma.

A menudo, el ejercicio puede ayudar a controlar la frecuencia y severidad de los ataques de asma.

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El dolor de espalda.

Las actividades aeróbicas de bajo impacto pueden aumentar la fuerza y la resistencia de la espalda y mejorar la función muscular. Los ejercicios de los músculos abdominales y la espalda (ejercicios básicos de fortalecimiento) pueden ayudar a reducir los síntomas mediante el fortalecimiento de los músculos de alrededor de la columna vertebral.

Artritis.

El ejercicio puede reducir el dolor, ayudar a mantener la fuerza muscular en las articulaciones afectadas y reducir la rigidez de las articulaciones.

¿Qué ejercicios son seguros si se padece una enfermedad crónica?

Tu médico podría recomendarte ejercicios específicos para reducir el dolor o aumentar la fuerza. Dependiendo de tu condición, es posible que también tengas que evitar ciertos ejercicios en conjunto o durante los brotes. En algunos casos, puede que tengas que consultar a un fisioterapeuta antes de comenzar a hacer ejercicio.

Si tienes dolor de espalda baja, por ejemplo, puedes elegir actividades aeróbicas de bajo impacto, como caminar y nadar. Este tipo de actividades no esfuerzan o sacuden mucho a tu espalda.

Si tienes asma inducida por el ejercicio, puedes optar por actividades que involucran ráfagas cortas de actividad, como el tenis o voleibol. Si utilizas un inhalador, asegúrate de tenerlo a mano mientras haces ejercicio.

Si tienes artritis, los ejercicios que son mejores para ti dependerán del tipo de artritis y de las articulaciones afectadas.Trabaja con tu médico o un fisioterapeuta para crear un plan de ejercicios que te de el mayor beneficio con la menor provocación en tus articulaciones.

¿Con qué frecuencia, cuánto y con qué intensidad con seguridad puedo ejercer con una enfermedad crónica?

Antes de comenzar una rutina de ejercicios, es importante que hables con tu médico acerca de la duración de tus sesiones de ejercicio y qué nivel de intensidad es seguro para ti.

Si no has estado activo durante un tiempo, comienza lentamente y aumenta gradualmente. Pregúntale a tu médico qué tipo de ejercicio o metas puedes establecer con seguridad por tí mismo a medida que avanzas.

¿Es necesario tomar medidas especiales antes de empezar?

Dependiendo de tu condición, tu médico podría recomendarte ciertas precauciones antes de hacer ejercicio.

Si tienes diabetes, por ejemplo, tener en cuenta que la actividad física reduce el azúcar en la sangre. Comprueba tu nivel de azúcar en sangre antes de cualquier actividad. Si tomas insulina o medicinas para la diabetes que reducen el azúcar en la sangre, es posible que necesites comer una merienda antes de hacer ejercicio para ayudar a prevenir la hipoglucemia.

Si tienes artritis, considera tomar una ducha caliente antes de hacer ejercicio. El calor puede relajar los músculos y las articulaciones y aliviarel dolor que puedas tener antes de comenzar. También, asegúrate de elegir los zapatos deportivos que proporcionen amortiguación y estabilidad durante el ejercicio.

¿Qué tipo de molestia se puede esperar?

Habla con tu médico o físio acerca de qué tipo de molestia puedes esperar durante o después del ejercicio, así como algunos consejos para minimizar el dolor. Averigua qué tipo o grado de dolor  podría ser normal y lo que podría ser un signo de algo más serio.

Si tienes enfermedad del corazón, por ejemplo, los signos o síntomas que indican que debes dejar de hacer ejercicio incluyen: mareos, falta de aire inusual, dolor en el pecho o un latido irregular del corazón.

¿Qué más necesito saber?

El inicio de una rutina de ejercicio regular puede ser difícil.

Para ayudar a cumplir con tu rutina, considera hacer ejercicio con un amigo. También puedes pedir a tu médico que te recomiende un programa de ejercicios para personas que tienen tu condición, tal vez a través de un hospital, clínica o centro de salud local.

Para mantener la motivación, elige actividades que sean divertidas, establece objetivos realistas y celebra tus progresos.

Comparte cualquier preocupación que puedas tener antes de empezar acerca de tu programa de ejercicios con tu médico o un especialista.

Fuente: Por Mayo Clinic Staff