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Cómo arruinar la infancia con azúcar (I)

Azúcar en los alimentos

Cómo podemos arruinar la salud de nuestros hijos y crear obesos en potencia gracias al azúcar.

Hoy quiero escribir sobre un tema que se ha tratado en numerosas ocasiones pero sobre el que la gente no termina de prestarle la atención necesaria.

 ¿DE QUIÉN ES REALMENTE LA CULPA DE QUE NUESTROS HIJOS CONSUMAN LAS CANTIDADES DE AZÚCAR QUE CONSUMEN AL CABO DEL DÍA?

ENTENDIENDO LA OBESIDAD INFANTIL Y LOS DAÑOS QUE ÉSTA OCASIONA DE CARA AL FUTURO.

Para los que no hayáis leído el artículo en el que habló sobre los daños que ocasionan la obesidad y el sobrepeso en los huesos en la edad infantil, os recomiendo que le echéis primero un vistazo.

Una vez entendidos los efectos que tienen la obesidad y el sobrepeso en el desarrollo de los huesos en la edad infantil, vamos a analizar el impacto de las ingentes cantidades de azúcar que nuestros hijos consumen a lo largo del día e intentaremos discernir quién tiene mayor parte de culpa en ello. Para entenderlo, iremos acompañando el artículo de referencias nutricionales de algunos de los principales productos que están presentes en la alimentación infantil como si de algo indispensable se tratara.

Para que nos hagamos una idea, tan sólo tenemos que echar un vistazo a las estadísticas proporcionadas por la OMS en las que señalan que entre 1990 y 2013, la cifra de niños entre 0 y 5 con problemas de obesidad aumento desde los 32 millones a 42 en todo el mundo. Del mismo modo, y en el mismo periodo, la cifra de niños con obesidad en la región de África pasó de 4 a 9 millones. De mantenerse las previsiones y no concienciarse la gente, la OMS estima que para 2025 el número de lactantes y niños con problemas de obesidad y sobrepeso podría alcanzar los 70 millones en todo el mundo.

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EL MODELO DE INFANCIA QUE LA SOCIEDAD NOS VENDE: FABRICANDO OBESOS EN POTENCIA

Si echamos un vistazo a la publicidad alimentaria que recibimos a lo largo del día relacionada con productos «para niños», nos encontramos con incontables anuncios de productos tales como nocilla, bollicaos, zumos «de frutas» (cuando quizás deberíamos llamarlos «bebidas de azúcar con sabores»), colacao, cereales repletos de azúcar… Y este es quizás el principal problema al que nos enfrentamos (y por consiguiente se enfrentan nuestros hijos): es una sociedad que nos publicita y, prácticamente de forma indirecta, nos impone el consumo de azúcar sin miramientos como algo indispensable.

Y si de la publicidad podemos decir esto, ni que decir de los supermercados y centros comerciales. En la gran mayoría de ellos podemos encontrarnos, nada más pasar por la entrada, estantes con chocolatinas, bombones, empanadas, comida rica en grasas… Toda una declaración de intenciones vamos. Pero luego vienen las «magníficas» ofertas tipo 3×2, 4×3, segunda unidad al 70%… que si bien puede estar presentes en multitud de productos, muchas veces las podemos encontrar en chocolates, bollería industrial, refrescos carbonatados… Para quien no lo haya pensado, este es el segundo aviso que nos da la sociedad del tipo de personas que quiere crear.

Y llegamos a un momento cumbre: los niños en el parque con sus meriendas: bocadillos de nocilla, bocadillos de embutido, zumos «de frutas», batidos, bolsas de gusanillos, gominolas…

¿QUIERE ESTO DECIR QUE NO DEBAMOS DARLES ABSOLUTAMENTE NADA DE AZÚCAR A LOS NIÑOS?

La respuesta es NO, pero habría que hacer algunos matices, ya que aunque no lo parezca, el azúcar es un elemento importante en tanto que actúa como «combustible» para el cerebro. En un artículo publicado en su web, el EUFIC (European Food Council Information) señala que las bajadas de glucosa pueden suponer un perjuicio en la atención, la memoria y el aprendizaje, pero al mismo tiempo pone el dedo en la llaga por el alto consumo de azúcar en la etapa lactante e infantil.

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Para hacernos una idea, el EUFIC señala en su artículo que un adulto medio necesitaría en torno a unos 200 gramos de glucosa al día, de los cuales aproximadamente dos tercios estarían destinados a cubrir las necesidades de glucosa requeridas por el cerebro para mantener su actividad.

Del mismo modo, la OMS ha recomendado en diferentes artículos y estudios no consumir más del 10% de las calorías diarias procedentes del azúcar (tanto para niños como para adultos), lo que para una dieta media de unas 2000 calorías diarias (en este caso hablando de un adulto medio) serían aproximadamente 50 gramos de azúcar, lo cual equivale a unas 10-12 cucharillas de café. Sin embargo, la propia OMS remarca en un artículo que el consumo medio en Europa es de unos 100 gramos de azúcar al día, una cantidad que representa EL DOBLE de la cantidad recomendada por los organismos encargados de regular esto.

¿CÓMO EMPEZAR A CREAR CONSUMIDORES COMPULSIVOS DE AZÚCAR?

Evidentemente, si nos preguntamos de quién es la culpa de que nuestro hijos reciban estas ingentes cantidades de azúcar en su alimentación, la primera respuesta es bien clara: LOS PADRES.

Debemos tener bien claro que los lactantes e infantes no tienen capacidad propia para decidir comprar esto o aquello, sino que siguen las directrices que les marcan sus progenitores y, tomándolos igualmente como modelo de referencia, los padres de otros niños a través de los bocadillos, zumos, refrescos, gominolas, etc… que le compran a sus hijos. Es importante también remarcar que en estas primeras etapas, los más pequeños suelen imitar los comportamientos de aquellos a quienes toman como referentes, en este caso sus padres, por lo que si desde el propio hogar les damos un modelo de referencia alimenticio sano, estos tenderán a copiarlo en mayor o menor medida. Y no olvidemos que estamos hablando de ENSEÑAR buenas costumbres y hábitos, no de IMPONERLOS.

Los niños deben aprender y tienen el derecho de que les expliquemos por qué elegimos no comprar tantas gominolas, tanta nocilla o por qué decidimos comprar más fruta que bollería.

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LA INDUSTRIA «ARMAMENTÍSTICA DEL AZÚCAR»

Sin embargo, el intentar enseñar a nuestros hijos hábitos alimenticios saludables y a moderar el consumo de azúcar, en ocasiones puede volverse una tarea casi imposible debido a la gran industria que rodea a los productos azucarados. Pensemos simplemente en la cantidad de marcas existentes que dependen de ciertos productos que comercializan: Nestlé, Cocacola, Redbull, Fini, Migueláñez… Marcas tanto de bebidas como de alimentos ricos en azúcares y cuyo consumo debería moderarse entre los más pequeños si no queremos que el día de mañana sean caldo de cultivo de enfermedades tales como diabetes, obesidad, problemas cardiacos, etc…

Pero, ¿Cómo nos bombardea la industria «armamentística» del azúcar? Anuncios en televisión de niños y madres felices comiendo chocolatinas, carteles publicitarios en paradas de autobuses y tiendas de alimentos, jugosas ofertas tipo 3×2, canciones pegadizas en los anuncios… Sin duda, nos encontramos ante todo un monstruo con un poder de destrucción sin igual. Y en la mayoría de los casos, los padres sucumben a la tentación porque es más cómodo comprarle al niño el bollo de turno acompañado de un zumo «de frutas» para la merienda y que así el niño esté contento y después premiarle con una chocolatina o bolsa de gusanillos, que hacerle entender que el modelo de alimentación que llevan sus amigos no es el correcto, ya que esto último implicaría dejar en evidencia a los demás padres y, hoy en día, vivimos en la sociedad de «lo políticamente correcto».

Además, si atendemos a la televisión (ese gran «amigo» de los niños), prácticamente en todo tipo de series y de dibujos los modelos de alimentación distan mucho de ser los correctos, y como hemos dicho antes, los niños tienden a imitar todo aquello que ven.

Esta es la primera parte de una serie de artículos, que hablan de la verdad sobre el azúcar y de lo que debemos inculcar en nuestra sociedad alimentaria, que no es otra cosa que mejorar nuestra calidad de vida y nuestra salud.

BIBLIOGRAFÍA

MIGUEL GÓMEZ