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Comportamiento cívico en el gimnasio: ¿Cómo debemos comportarnos?

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comportamiento en el gimnasio

Que al gimnasio se va a lo que se va eso ya lo sabemos, pero parece ser que a algunos no les queda del todo claro que debemos tener un mínimo de comportamiento a la hora de realizar nuestro entrenamiento y usar las maquinas.

Hay ciertas formas de comportarse que dan muy mal aspecto y que pueden llegar a molestar a los demás usuarios y que nunca está de más recordar sobre todo si es con un toque de humor.

Comportamiento 1. Deja las cosas en su sitio después de haberlas usado.

Es bastante molesto que te tires media hora buscando un agarre o cambiando de peso constantemente en press banca, por poner un ejemplo.

No es nada agradable que tengas que andar perdiendo tiempo recogiendo lo que otros dejan por ahí tirado. Ten en cuenta que las pausas entre series están en muchos casos temporizadas y puede que le estés fastidiando al de al lado sin que lo sepas.

Un gimnasio desordenado da muy mal aspecto. Imagínate que llega una señora mayor que quiere usar cierto aparato, y como has dejado todos tus pesos puestos, tiene que andar pidiendo ayuda para quitar todas esas ruedas que tú dejaste fuera de su sitio. Es una cuestión de consideración hacia los demás.

Comportamiento 2. No levantar la voz.

No estamos sordos, así que si quieres llamar a alguien ve directamente donde esté la persona en cuestión. Estar escuchando voces continuamente desconcentra al que está realizando un entrenamiento de verdad y sobre todo, pone de muy mal humor.

Otro capítulo a parte es el tema de los gritos “de esfuerzo sobrehumano”. Por supuesto que cuando estás levantando mucho peso a veces es inevitable… pero de ahí a sobreactuar para impresionar al colega con el que tienes un “pique” o para intentar ligar con la chica de en frente va mucho trecho. «Te resta credibilidad y da muy mal aspecto».

Comportamiento 3. Si eres de los que sudas a chorros, limpia allá por donde vayas.

Es muy desagradable (por no utilizar otro término…) encontrarte la máquina pringada de sudor. Es mera cuestión de higiene. Fíjate si es frecuente encontrarse con este “episodio” que yo no he conocido gimnasio en el cual no haya un cartel bien grande que indique OBLIGATORIO USO DE TOALLA. La toalla no es para cuando te vayas a la ducha, sino para que el resto no se muera del asco. Si no quieres llevar toalla porque te parezca un rollo lavarla a diario, usa papel. Está en muchos casos colocado estratégicamente donde las máquinas más usadas. Por algo será.

Comportamiento 4. No te conviertas en un “acaparador”.

Si coges un elemento o estás usando una máquina y hay alguien que también lo necesita siempre puedes alternar. Todos los usuarios han pagado lo mismo que tú por su uso.

Por descontado que entre serie y serie no deberías“echarte la siesta” encima de la máquina ni la utilices de asiento para contestar el whatsapp. Dicho sea de paso, el móvil tiene su mejor sitio dentro del gimnasio en la taquilla y en modo silencio.

Si esperas una llamada importante de familia o trabajo déjalo a la vista pero no vayas a todos lados como si fuera un elemento más de tu entreno. Si necesitas contestar salta fuera de la sala. Intenta no contestar dentro: a nadie le interesa tu vida privada y menos cuando entrenan.

Mención especial merece el caso de las señoras que van en grupos y que utilizan la cinta para andar y charlar mientras tú te jorobas sin poder hacer tu cardio.

Para hacer eso (a no ser que esté lloviendo a mares, helando o cayendo una ola de calor) está la calle. Mucho más entretenida, barata.. y sobre todo no molestas a las personas que de verdad le sacan rendimiento.

Comportamiento 5. El gimnasio no es un club social.

Ni para las chicas que van pintadas hasta las cejas peinadas de peluquería, con pendientes que parecen hulla-hops y con ropa mega ajustada, ni para los chicos que van con esas camisetas abiertas, en chanclas y apestando a perfume que parecen sacados de una telenovela de bajo presupuesto, ni para las señoras como corrillo de cotilleos del barrio ni para nada que no sea explícitamente para entrenar.

Por supuesto si por el motivo que sea ese día no te apetece hacer nada, no vayas a charlar con el que se está metiendo la paliza. No sería la primera vez que han venido a distraerme cuando estaba en la última repetición de la última serie.

Nada más levantarme de la máquina me han dado ganas de hacer la última repetición con su cabeza.

Al final nos damos cuenta de que en un gimnasio muchas veces se hace de todo menos lo que supuestamente se tiene que hacer. No por pagar una cuota estás habilitado para estar a tus anchas:

Genera muy mala imagen, cansa considerablemente a los monitores y harta a los usuarios que de verdad van a darle uso.

Podría seguir escribiendo a cerca de comportamientos poco recomendables, pero al final todo se resume en “no hagas lo que no te gustaría que te hicieran a ti”.