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Distensión abdominal: Causas que a lo mejor no te habías planteado.

Distensión Abdominal

Todos sabemos que hay ciertas pautas para que la distensión abdominal no sea una batalla perdida. Es muy desesperanzador vernos los abdominales marcados, y que por causas desconocidas al día siguiente tengamos la tripa completamente hinchada.

En las mujeres se convierte aún más en un calvario, sobre todo en esos días donde las hormonas vuelven nuestro cuerpo una batidora de emociones y de cambios fisiológicos.

El consumo abundante de fibra, cereales integrales, prebióticos y probióticos, ejercicio físico de forma regular, infusiones de mil y una hierbas, abundante agua así como otros consejos que todos sabemos no parece resultar suficiente.

Aún llevando una vida saludable y desprovista de todo elemento que pueda perjudicar a nuestra salud intestinal, puede ocurrir que tengas tu tripa como un auténtico tambor.

Os hablo desde mi propia experiencia: Acobardada por la inflamación intestinal que sufría a diario (con todos las molestias colaterales que ésto conlleva…) acudí a mi médico para exponerle el caso.

Por supuesto, me hicieron pruebas de todo tipo: entre ellas pruebas de alergias alimentarias entre las cuales se encontraban el gluten y la lactosa.

Los análisis dieron negativo. Todo estaba en orden; entonces por qué seguía viéndome tan inflamada sin aparente explicación?

Los culpables ocultos: El pan y la leche

Puede que tus analíticas den negativas pero que sigas teniendo esa sensibilidad.

Para que tus analíticas den positivo, debes tener una intolerancia que sea detectable mediante el análisis de sangre. Las analíticas de sangre son las pruebas que más niveles de intolerancia necesitan para que éstas den positivo. Por ende; puede que estés cerca de ser alérgico/intolerante pero que no lleguen a revelarlo los análisis. Son casos denominados “subclínicos”.

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Por supuesto ésto sigue generándote un malestar diario. Como no eres alérgico, das por sentado que la causa de tu inflamación es otra. Puede que te vuelvas loco buscando, pero no vas a encontrar nada cuantificable.

El tema de la leche

No consumo leche desde hace años, a pesar de que no soy intolerante. La reintroduje en mi dieta hace como cosa de mes y medio debido al aumento de mis requerimientos proteicos y calóricos diarios. La leche de vaca es una fuente barata y muy versátil de proteína de alta calidad. La compré sin lactosa, por aquéllo del tránsito… y ni con lactosa ni sin lactosa. Puedes llegar a ser tan sensible que no toleres la leche de ningún animal. El experimento acabó en un cólico y con la tripa hinchada durante más de dos semanas.

Quizás te ocurra como en mi caso: si la consumes de forma muy espaciada y en cantidades muy reducidas no ocurre nada; pero de hacerlo a diario te hace daño. Es por ello que los análisis no lo detectan.

Lo mismo ocurre con el gluten

Dejé de consumirlo hace unos tres meses. No he vuelto a sufrir de distensión abdominal desde entonces. Ni de pinchazos, ni de problemas en mi tránsito. En cuanto lo reintroduzco, a los tres días me vuelvo a inflar como si fuera una pelota de pilates y tardo cerca de quince días en volver a mi estado normal.

El cuerpo elimina el gluten y la lactosa de forma muy lenta.

Conoce tu cuerpo

Como mi caso existen muchos. Y si no, fíjate en que en los envases de los alimentos especifican de forma bastante clara todo tipo de alérgenos. Cada vez se es más consciente de ésta problemática.

En el fitness y culturismo, se consumen cereales integrales, copos de avena, queso fresco batido cero por ciento, y todas esas cosas que hacen que la alimentación sea mucho más llevadera. Puede que estés comiendo así para hacerte un beneficio y que sin saberlo estés consumiendo algo que te siente mal. Debes aprender a conocer mejor tu cuerpo y cómo reacciona ante los entrenos y la dieta que le proporcionamos.

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Con los copos de avena ocurre algo curioso: hay quienes los toleran sin problemas y a quienes les hinchan. Deberás probar para saber cómo te sientan.

Si todo ésto que te cuento te resulta demasiado familiar y te atreves a buscar el por qué de ese malestar, tan sólo debes eliminarlos de tu dieta durante un mes y ver qué es lo que ocurre. Después reintrodúcelos para certificar la reacción de tu cuerpo. La búsqueda y el conocimiento de nuestro organismo muchas veces se basa en el ensayo y el error; debes tener paciencia ante todo.

¿Y si soy sensible al gluten y a la lactosa, qué como entonces?

La cultura del pan y de la leche es muy importante en nuestro país. Si te sentara mal no es ni mucho menos el fin del mundo:

Actualmente existen un sinfín de panes, galletas, cereales, helados y todo tipo de alimentos en los supermercados para personas celiacas e intolerantes a la lactosa de los que puedes beneficiarte. Y están realmente ricos de sabor.

Cierto que su precio es más elevado, pero hay alimentos que se salen de esta norma por su actual creciente consumo.

Las tortitas de arroz y de maíz no llevan gluten. Te las recomiendo; puesto que los panes para celiacos se elaboran con una pequeña cantidad de aceite para proporcionarle la esponjosidad que carece al no contener gluten. Así estarás comiendo más limpio.

Asimismo, puedes hacer bizcochos y tortitas de claras de huevo (igual que como harías con la avena…) con harina de garbanzo, arroz integral, maíz y preparados panificables que son bastante baratos.

En cuanto a la leche; existen bebidas de soja. Si no te gusta, tienes problemas de tiroides o si simplemente no quieres consumirla, existen las bebidas de almendras de alpiste o de arroz por citar algunos ejemplos.

Dales una oportunidad, su sabor va a sorprenderte.

No es natural estar hinchado ni sentirte incómodo. Recuerda que la digestión correcta es aquélla que no se nota. Prueba a eliminar temporalmente los alérgenos de tu dieta hasta que des con la clave. No perderás nada por intentarlo.