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¿Y la Fructosa que? Veneno o Antídoto

  • 7 min read
Miel y fructosa

Su ingesta ha aumentado considerablemente en los últimos años, especialmente bajo la forma de Jarabe de maíz debido a su gran poder edulcorante y a su bajo índice glucémico.

Fructosa: Veneno o Antídoto

La fructosa es un monosacárido, un hidrato de carbono simple, presente de forma natural en nuestro organismo y en frutas, verduras y miel, así como de manera agregada en alimentos etiquetados como diet o light y bebidas tales como zumos y refrescos bajo el nombre anteriormente mencionado de “jarabe de maíz”.

Esta a pesar de tener una nomenclatura parecida a la de la glucosa, se metaboliza de forma diferente, ya que la fructosa se absorbe más lentamente, por lo que se recomienda su consumo en pacientes diabéticos con la intención de no elevar excesivamente sus niveles de insulina en sangre, de todas maneras cabe mencionar que aunque se absorba de manera más lenta, esta es captada y metabolizada más rápidamente por el hígado.

EFECTOS DE UN CONSUMO EXCESIVO EN FRUCTOSA

Encontramos diversos estudios que relacionan sus elevadas ingestas con la aparición de alteraciones metabólicas y diversas tales como:

  • Hígado graso (acumulación de grasas).
  • Alteraciones intestinales.
  • Obesidad.
  • Diabetes y resistencia a la insulina.
  • Elevada presión arterial.
  • Incremento del ácido úrico.
  • Aumento del colesterol LDL (malo).
  • Aumento de Triglicéridos.

La Opinión Científica

Para verificar estos hechos he recurrido a diversos estudios realizados en los últimos años, todos en bases de datos científicas, revistas científicas del área de nutrición y medicina, como en las diferentes bases de Pubmed, Scopus y Scielo. Dentro de los criterios de selección de la información he priorizado artículos posteriores al año 2000 a excepción de 2 recopilaciones que he considerado integrar sus conclusiones debido a la relevancia en su contenido, así pues he podido recopilar y constatar información tan relevante como la siguiente:

Evolución en su Consumo

Durante muchos años los humanos han consumido alrededor de 15 a 24 g/día de fructosa, siendo esta un 4-5% de las calorías totales en ingestas de 2000 Kcal/día de promedio, toda ella proveniente de fuentes naturales como la fruta o la verdura.

Actualmente debido a la adición de este monosacárido en los alimentos de bajo contenido calórico, alimentos libres de gluten y en distintas bebidas mediante el empleo del jarabe de maíz o HFCS, del inglés (High Fructose Corn Syrup), para el reemplazo de la sacarosa y/o glucosa, se ha experimentado en los últimos años un dramático aumento en su consumo. Solo en estudios realizados en Estados Unidos se estima un consumo de fructosa cercano a los 54,7 g/día, lo que equivale a un 10% de las calorías totales, siguiendo de referencia una ingesta de 2000 kcal/día, siendo los adolescentes el grupo con un mayor consumo correspondiente a 73 g/día ingeridos principalmente a través del consumo de bebidas gaseosas.

Un estudio transversal de HELENA-CSS, realizado en 8 países de la comunidad europea con la participación de 2741 adolescentes, arroja la disparatada cifra de un consumo per cápita de 227,7ml/día y 116,8 kcal/día en cuanto al consumo de bebidas gaseosas (refrescos). Los datos son alarmantes en relación al aumento del consumo en fructosa, así que podemos considerar aquello de que todo es beneficioso en su justa medida, pero cuando pecamos en excesos realmente se puede volver una temible pandemia perjudicial para la salud.

– Richard Johnson en su estudio realizado junto a Miguel Lanaspa y Takuji Ishimoto muestra que la capacidad de los alimentos con un alto índice glucémico para causar resistencia a la insulina y el hígado graso se debe, en parte, a la conversión de la glucosa a fructosa en nuestro propio organismo. Y añade que estos resultados cuestionan ampliamente el dogma de que la fructosa es segura y que tan solo se debe restringir el consumo de carbohidratos de alto índice glucémico.

– Un estudio publicado por la Clínica Mayo ha mostrado que la fructosa, en comparación con otros tipos de azúcares esta estrictamente relacionada con un empeoramiento en los niveles de insulina y en la misma tolerancia a la glucosa, echo que propiciaría un riesgo para la aparición de sujetos con diabetes, al mismo tiempo destaca un tipo de almacenamiento de grasa corporal seriamente perjudicial para el individuo.

– En otro estudio posterior publicado por la revista PNAS se ha desvelado que la fructosa puede incrementar el deseo de ingerir comidas altamente caloricas. El estudio ha observado y analizado el resultado en 24 personas a las que, en diferentes días, les proporcionaban una bebida endulzada con fructosa y otra con glucosa. Su conclusión ha sido que las personas que consumieron la bebida enriquecida con fructosa mostraban más predisposición al deseo de comida calórica mientras visualizaban fotografías de este tipo de alimentos. Seguidamente se les dio a elegir entre comida “fast-food” o una recompensa económica posterior y para su sorpresa varios de los sujetos eligieron las calorías y renunciaron al dinero.

Como anotación personal, debo mencionar que este estudio se ha realizado con un mínimo número de personas y por esta razón se debería contrastar con posteriores análisis en las mismas condiciones.

¿A que se puede deber el aumento de la preferencia por alimentos con alto valor calórico?

Pues bien, en la realización de escáneres neuronales en diferentes sujetos durante las ingestas de fructosa han demostrado que la actividad en el córtex orbitofrontal y visual del cerebro es sumamente elevada, si tenemos en cuenta que estas áreas están estrechamente relacionadas con la atención y los diferentes mecanismo de recompensa del organismo podemos determinar el porque sucede esta determinada conducta alimentaria. Así pues se podría concluir que la fructosa presenta menos mecanismos supresores del apetito en comparación con la glucosa.

¿Significa todo esto expuesto que debo dejar de consumir Fruta y Verdura?

NO, de ninguna manera. La fruta y verdura tiene una cantidad relativamente baja de fructosa comparada con comidas procesadas, y en estos alimentos cabe mencionar que se encuentra de forma natural juntamente con otros nutrientes y enzimas que facilitan su absorción y su posterior síntesis. Así que su consumo no debe rebajarse ni suprimirse en ningún caso, todo lo contrario. El mismo New York Time lo afirma mediante la opinión de la doctora Kathleen A.Page, de la Keck Scholl of Medicine de la Universidad de California del Sur.

Conclusiones

Podríamos seguir relatando numerosos artículos, a cuál de ellos más desafiante, pero estaríamos aportando la misma luz al tema y en la misma orientación (al menos a lo que a día de hoy se refiere), así que concluiremos la respuesta de si la fructosa actúa como veneno o antídoto con los siguientes datos pertenecientes a un estudio realizado para la revista Nutrición Hospitalaria por María Jesús Riveros, Alejandra Parada y Paulina Pettinelli en 2014:

El aumento de la ingesta en fructosa ha sido de un 32% entre los años 1977-2004, la ingesta de alimentos que contienen fructosa de manera natural (frutas, verduras y miel) aportan solamente un 5% de las calorías totales en ingestas de 2000 kcal/día de promedio a pesar de promover su a nivel de salud pública. Ciertamente estamos expuestos a altas cantidades de fructosa a través de alimentos procesados, siendo el principal contribuyente las bebidas azucaradas.

Junto a los cambios en los patrones alimentarios los organismos internacionales sugieren que los azucares libres deben limitarse a menos del 10% del total de la ingesta diaria.

Viendo estos datos quizá todas aquellas personas que consumen en abundantes cantidades por ejemplo el sirope de agave entre otros, por su bajo índice glucémico deberían empezar a replantearse sus niveles de consumo, así como las personas que padecen diabetes y se les aconseja el uso de fructosa como sustituta de otros azúcares.

Referencias

  • Bra, G.A. (2007) How bas is fructose? Am J Clin Nutr 2007; 86:895-6
  • Ferder L, Ferder MD, Inserra, F. (2010) The role of high-fructose corn syrup in metabolic síndrome and hypertension. Curr Hypertens. Rep 2010; 12: 105-12
  • Tappy L, Le, K.A (2010) Metabolic effects of Fructose and the world-wide increase in Obesity. Psysiol Rev 2010; 90: 23-46