Las clases de ciclo indoor, nos ayudan a quemar muchas calorías rápidamente, pero todo no es tan bonito y se cometen muchos errores.
Las clases dirigidas de indoor seguramente son consideradas por la mayoría de los que frecuentan los gimnasios como la madre del resto de actividades con soporte musical. ¿La causa? Muchas calorías K.O. en poco tiempo. Sin embargo, a continuación vamos a nombrar varios errores que se cometen, tanto por parte de los clientes, como de los que imparten las clases.
Historias y creencias sobre el indoor
Los más básicos, pero que aún en pleno siglo XXI siguen viéndose son aquellos asociados a la creencia de que sudar más implica adelgazar más, asique vemos dentro de una clase cerrada en la que hay una alta temperatura mientras hacen un ejercicio intenso a gente con sudaderas, o sin agua para hidratarse. Se resume rápido, sólo debemos llevar ropa extra si hace frío y nunca por forzar la sudoración, corremos el riesgo de sufrir DESHIDRATACIÓN.
Una vez aclarado el principio más básico, vamos a «atacar» a los instructores y a los que planifican las sesiones de ciclo indoor.
Clases de ciclo indoor
Como seguimos en eso de «a más, más», hay gente que va a cinco o más clases por semana, a veces incluso repitiendo el mismo día, y sin saber si la sesión va orientada a trabajar la potencia aeróbica, la fuerza, si intenta simular una montaña o si es un paseo de domingueros. FALLO. Principalmente de quien tiene que gestionar esas clases, pues si de verdad se interesase porque sus clientes tengan unos beneficios reales en su forma física, cada día orientaría las sesiones a un objetivo, de forma que cada semana la carga de trabajo pueda estar repartida para ser lo más eficiente posible y saber que intento conseguir con lo que hago. Que si por ejemplo lunes y martes he tenido clases en las que prácticamente he buscado que el pulso se sitúe cerca del 90% durante todo el bloque principal, el miércoles un trabajo a menor intensidad te puede ayudar primero a recuperarte de esos esfuerzos, y a orientar el objetivo al trabajo más de capacidad aeróbica.
Organización y frecuencia optima
Tampoco se necesita de un gran esfuerzo o que todos los clientes sepan el sentido que tiene que la semana esté organizada de una forma, pero para la gente que vaya casi a diario (que hay muchos en todos los gimnasios), es más que interesante hacerse con un pulsómetro, y saber que si hoy toca estar entre el 75-85% FCMax, si ves el pulso a más del 90%, bajes la carga en la bici, porque sino ese trabajo estará mal hecho. Ya tendrás tiempo el día que toque intenso y trabajo anaeróbico de ponerte a 95% y aguantar con el «gancho».
Que en muchos sitios no se haga esto normalmente viene dado porque el que tiene que encargarse de gestionar el horario o bien no sabe ni lo que es el VO2Max, el lactato, ni casi las zonas de entrenamiento, y lo único que quiere es alguien que «de pedales y grite» mientras pincha música a todo volumen. Pero si de verdad se preocupasen por conseguir que la gente mejore, o por lo menos que tengan la posibilidad de saber cómo estaría bien hecho y no «a lo loco», en el momento de hacer el cuadrante de todas las clases del mes, pondrían en cada día el tipo de trabajo que se hará en todas las clases, y de esta forma el instructor sabría que las canciones tendrán que tener ciertos ritmos para no salirse de las zonas de trabajo. Cada monitor llevaría su música preparada, pero al finalizar la clase de cada uno aunque ninguna canción hubiera coincidido, el objetivo del trabajo hecho por los clientes hubiera sido el mismo. El fallo está en dejar que sea la música la que marque el objetivo y no al revés, QUE BUSQUEN UN OBJETIVO Y USEN MÚSICA ORIENTADA A ESTE.
Asique lo primero que debería todo el mundo hacer es saber QUÉ QUIERE CONSEGUIR, y después ayudándose de un pulsómetro exigir que haya una planificación adecuada para cada objetivo, y no que todas las clases consistan en que todos den su 100%.
